WiFi, WiFi, WiFi, ¿tienen WiFi?

El pasado 7 de diciembre, @sofichiarini123, trabajadora de un callcenter en Córdoba, Argentina, publicó el siguiente tuit que rápidamente alcanzó más de 75.000 retuits y 145.000 “me gusta”:

https://twitter.com/sofichiarini123/status/938798467329163265

No es mi intención hablar del terrible olvido y abandono de nuestros mayores, sino de la sed de WiFi y, puesto que esto es “radiandando.es”, de la exposición a este tipo de radiación y sus posibles efectos.

En los últimos años, numerosos estudios han caracterizado la exposición humana a campos electromagnéticos de radiofrecuencia (CEM-RF), casi todos, en Europa. Casi todos han distinguido hasta 20 bandas de frecuencia, a saber: radio, televisión, TETRA, móviles  (6-10 bandas de subida y bajada, terminales y antenas respectivamente), pero también DECT (teléfonos inalámbricos), WiFi (2G y 5G) y WiMAX… Tengo pendiente un post sobre el espectro electromagnético de radiofrecuencia, todo llegará… En particular, en estos estudios, se han utilizado unos pequeños, pero caros (alrededor de 7.000€) y muy precisos, exposímetros personales (ver imagen de uno de los que tenemos en nuestro grupo de investigación) que son portados por voluntarios, a lo largo de horas, días o, incluso, semanas, haciendo su vida normal, quienes van registrando y discriminando la exposición procedente de las diferentes fuentes de CEM-RF. Miden la intensidad de cada onda (20 bandas y por tanto 20 fuentes diferentes) a cada momento (recuerda que intensidad y energía están relacionadas pero que hay que tener cuidado, puedes leer la entrada de los mosquitos y los bloques de granito). El año pasado se publicó una revisión sistemática en Journal of Exposure Science and Environmental Epidemiology (revista Q1 en JCR e índice de impacto de 3.2) donde Sagar y colaboradores analizaban 30 estudios de este tipo (ver Sagar et al., 2017).

De todas estas fuentes de CEM-RF que envuelven nuestro día a día, ¿cuál crees que es la que más aporta a la exposición total en tu día a día? Pues, según la revisión de Sagar y colaboradores, al contrario de lo que probablemente pienses, no son ni los móviles ni las antenas de telefonía móvil ni las redes WiFi sino los teléfonos inalámbricos. Esto es en general, atendiendo a la radiación total, así que la afirmación es correcta, pero combiene especificar, pues por la calle la fuente que más contribuye son las antenas y dentro del transporte público, los terminales móviles. Pero en su conjunto, son los teléfonos inalámbricos, que tenemos en nuestras casas y lugares de trabajo, los que más contribuyen a esa exposición total, que, por cierto, en promedio se encuentra entre 0.5-1.0 V/m en el trasporte público, entre 0.3-0.7 V/m en la calle y entre 0.1-0.4 V/m en nuestras casas, donde la contribución de las WiFis es relativamente baja. Como referencia, el valor máximo recomendado por la Agencia Internacional de Protección ante Radiación no Ionizante (ICNIRP) es de unos 61.5 V/m. Por tanto estamos muy por debajo de los niveles de seguridad.

A modo de ejemplo para ilustrar esto que cuento, en la siguiente imagen muestro la contribución de las bandas de las antenas (downlink), medida realizada con un exposímetro Maschek 140 en mi despacho:Durante la medida he situado mi movil en mis manos a unos 40 cm del medidor, conectado a la WiFi de la UCLM, cuya antena está en la habitación de al lado, y he puesto a reproducir un vídeo desde YouTube, por cierto, del “Francotirarock”, Alex Clavero. En la gráfica, la línea correspondiente a la WiFi casi ni se aprecia pues la contribución de las antenas de telefonía, aunque baja (nunca supera los 0.2 V/m), es la predominante. Para ilustrarlo he repetido la medida pero mostrando sólo la señal de WiFi. Ahora se ve perfectamente que la intensidad registrada se queda por los 0.03 V/m (puse otro vídeo para evitar que estuviera en caché y garantizar su descarga).

Entonces, ¿por qué tanto miedo a la WiFi, sobre todo en los colegios? Son varios los países que han limitado, que no prohibido o eliminado, las redes WiFi en los colegios (Francia o Chipre) o por qué existen “movimientos” como, no sé cómo denominar al portal, “Escuela sin WiFi” que promueve en España esta limitación.

Pues no lo sé, porque a pesar del “abrumador” listado de estudios científicos que recoge “Escuelas sin WiFi”, entre ellos el informe Bioiniciative, del elenco de expertos que aparecen en la sección “lo que dicen los expertos” tales como David Carpenter, sí, el del informe Bioinitiative, Olle Johanson, quien también participó en la declaración “científica internacional” de Madrid promovida por Bardasano, el asesor de la revista pseudocientífica DSalud, la Organización Mundial de la Salud (OMS) sigue sin lanzar una alarma mundial para evitar esa radiación, probablemente porque actúa al dictado de las grandes multinacionales del sector de las telecomunicaciones. Al parecer, y ahora hablo en serio, no existen evidencias científicas sólidas que avalen los terribles efectos que las WiFis pueden tener, según “Escuelas sin WiFi”, sobre la salud, entre las que destacan: mayor riesgo de tener cáncer (incremento de un 2000% de los tumores cerebrales en 20 años), efectos sobre la “fertilidad y el ADN”, reacciones alérgicas y asma (la contaminación atmosférica ya tal), hipersesibilidad electromagnética y química múltiple (van juntas), sobre el sistema inmunológico, riñones, corazón, neurológicos, embarazo, etc. Pero claro, viendo los expertos y los estudios que utilizan como fuente de información, lo mismo hay que cuestionar un poco el motivo. A lo mejor no es por proteger la salud de nadie sino, ¿para ganar dinero? Y digo que no sé cuál es la razón de tanto miedo, de irradiar tanto miedo. No sé si el hecho de que “Escuela sin WiFi” sea una más del tinglado asociado a la Fundación Vivo Sano donde también está la Fundación para la Salud Geoambiental… y aquí lo dejo, porque todo esto daría para una entrada exclusiva sobre qué hay en Principe de Vergara 36, 6º y, ahora, desde hace poco en la calle Corazón de María, 80 Local B, ambas de Madrid. Y ya tenemos entradas excelentes como esta en Magonia de Luis Alfonso Gámez y esta otra en El retorno de los charlatanes de Mauricio Schwartz.

Pero termino con una duda existencial: ¿Por qué la OMS actúa al dictado de las grandes corporaciones de las telecomunicaciones y la información relativa a salud y CEM-RF no es fiable (imagino que tampoco la de la Asociación Española contra el Cáncer) pero en cambio el anuncio de la Agencia Internacional para la investigación del Cáncer (IARC), dependiente de la OMS y su anuncio sobre clasificación de los CEM-RF (de los móviles) en el grupo 2B (atención ya hablaré de esto) es la biblia de estas fundaciones, movimientos, páginas y demás?